viernes, 26 de mayo de 2017

Diario Personal

Diario Personal

Fue el 26 de octubre de 2015 cuando  ingrese como docente a la Escuela Secundaria Técnica Industrial número 97 de la Ciudad de Xalapa.  Alegría,  emociones, fortaleza invadieron mi vida, a su vez el miedo también hizo acto de presencia porque  me incorporaba a una institución grande, ahora si como maestra a impartir una asignatura que es considerada aburrida para muchos. La historia solo era el principio de una nueva experiencia más.
El subdirector de la escuela me recibió con alegría porque los jóvenes estaban sin maestro, recuerdo perfectamente bien los gestos que  hizo cuando le comente la asignatura que impartiría e inmediatamente me presento con los grupos, entusiasmado recorrimos cada salón mientras los chicos estaban asombrados por su nueva maestra.
 Caritas asustadas, temerosas, de alegría, no creían que la persona que estaba enfrente de ellos sería su maestra debido a su corta edad, joven y de baja estatura. El día de mi presentación la escuela estaba celebrando el día de muertos, los alumnos disfrazados de catrinas y sonrientes disfrutaban del evento, por lo que me incorpore hasta la siguiente semana por el puente que otorgó la secretaria de educación.
Al recibir mi horario de clases, el material que utilizaría y ver los grupos que estarían a mi cargo fue fascinante para mí, así como un gran reto debido al desconocimiento de muchas cosas en el campo de la pedagogía, pero sabía perfectamente bien que la preparación constante me serviría para apoyar a los jóvenes en su aprendizaje, así como las estrategias a utilizar para compartir una Historia de México y Universal de forma diferente, con actitud y motivación buscado métodos y técnicas para hacer de la clase algo agradable para los alumnos.
El primer día no lo olvidaré ni mucho menos los primeros meses en la escuela, los niños estaban muy asombrados porque su maestra es joven, y de voz fuerte. Cuando comencé a hablar y mencionar como se trabajaría en la clase de historia todos colaboraron, no falto uno en decir que su anterior maestra ya no les hacía caso,  que no les dejaba tarea y que no estaban acostumbrados a trabajar. Entonces les dije que se cerraba un ciclo y comenzaba otro y se centraran en el nuevo camino que iniciaba.
Se dieron a conocer las herramientas y material didáctico a utilizar y que se haría para comprometerse a trabajar de forma dinámica y creativa, que se necesitaba comenzar de cero aunque tardáramos un poco. Afortunadamente fueron grupos trabajadores y participativos que no costo encaminarnos en el proceso.

Es octubre y el tiempo avanza los estudiantes duraron un mes sin maestro, por lo que inmediatamente iniciamos los temas. Cuando escucharon como explicaba su maestra, la mayoría de ellos estaba atento al tema, observaban el entusiasmo y las ganas de compartir una historia con énfasis.
 Alumnos inquietos y muy activos quienes me hacían trabajar doble buscando estrategias para aquellos jóvenes con un ritmo de aprendizaje rápido y además porque gustaban de hacer actividades creativas. Esos momentos como docente, con mis primeros alumnos, aprenderme el nombre de cada uno de ellos, saber quién es quién, interactuar con los padres de familia, dialogar con ellos, emplear mis propias técnicas para evaluarlos, para conocerlos, para tratar con jóvenes es algo que no olvidaré en mis primeros días como maestra.

Tampoco olvidaré los rostros de mis primeros alumnos, sus ideas, sus opiniones hacia la historia de su país, de sus sueños e ilusiones, de sus primeros trabajos, y del enojo que me ocasionaban cuando no cumplía con la tarea. Esto tan solo queda como un registro de mi incorporación como docente.